Castigo de la Expulsión de Adán Y Eva del Jardín del Edén (Génesis 3,23)
Continuando con la primera parte de la Catequesis, en esta segunda parte es importante estudiar y profundizar, como Dios en su infinita Bondad y Misericordia es el Sabio y Justo Juez, que determina las Penas temporales y eternas que hemos de recibir de acuerdo a nuestros Actos y obras hechas en contra del amor a Dios y a nuestro prójimo.
San Juan de la Cruz afirmaba << en el ocaso de nuestras Vidas seremos Juzgados por el amor >>. y en una sola sentencia nuestro señor Jesús resume que la Ley Moisés y los profetas consiste en cumplir sus Mandamientos, amar a Dios con toda tu alma, con toda mente, con todo tu corazón y al prójimo como a ti mismo. (Mateo 22,40); es así como Todos los Actos hechos a lo largo de nuestra Existencia contrarios a la Voluntad de Dios habrán de ser juzgados a la luz de la Ley del Amor, porque Dios es Amor (1 Juan 4, 8); por lo tanto, Dios determina nuestro castigo, ya sea como Legislador o como Juez, las penas temporales o eternas que hemos de recibir.
+ Determinación de la pena:
La pena puede ser determinada por la Ley o por el Juez. Dios es ambas cosas, por un lado sumo legislador (su palabra es ley) y al mismo tiempo Juez supremo, por lo tanto « § 2. La ley puede determinar la pena, o dejar su determinación a la prudente estimación del juez ». En relación al Código Derecho Canónico 1315. « Como Dios es creador y señor del universo, no existe norma jurídica que esté por encima de Él, antes bien, Dios es para sí mismo la norma suprema: ( Deus sibi ipsi est lex) , S.th. 1 21, 1 ad 2). La justicia legal, que regula la relación jurídica del individuo con la comunidad, conviene a Dios en cuanto Él por medio de la ley natural y la ley moral ordena todas las criaturas al bien común.
La justicia conmutativa, que regula el recto orden entre un individuo y otro individuo, no se puede aplicar en sentido estricto a Dios, porque entre Creador y criatura no puede haber igualdad de relaciones.
La criatura, a causa de su absoluta dependencia del Creador, no puede obligarle por si misma mediante una prestación suya a que Dios le corresponda con otra. La justicia distributiva, que regula el recto orden de la comunidad con el individuo, conviene a Dios en sentido estricto. Después que Dios, con un acto Ubérrimo de su voluntad, creó el mundo, se obliga por su sabiduría y bondad a proporcionar a las criaturas todo lo que necesitan para cumplir con su misión y lograr su último fin.
Por estos principios se manifiesta, además, la justicia distributiva de Dios en que por que Él, sin acepción de personas (Rom 2,11), procede como juez equitativo recompensando el bien (justicia remunerativa) y castigando el mal (justicia vindicativa).
El castigo que Dios impone al pecador no es tan sólo un medio correctivo o intimidatorio, sino que ante todo persigue la expiación de la ofensa inferida a Dios y la restauración del orden moral perturbado por el pecado. [...]
En resumen como Dios, por ser soberano y señor universal, no tiene que dar cuenta a ningún poder superior, tiene derecho a ser clemente, y esto significa que es libre para perdonar a los pecadores arrepentidos sin que ellos “ ofrezcan una satisfacción plena y le retribuyan y ofrezcan satisfacción alguna por sus transgresiones y pecados”
+ Dios y la pena :
Siendo la pena un mal, la última pieza que falta para entender el castigo de Dios, es su relación con la pena, marcando la diferencia entre mal físico y mal moral. El mal físico no es incompatible con Dios, Jesús mismo siendo verdadero Dios y verdadero hombre asumió durante toda su pasión, el dolor, la angustia, la tristeza y el sufrimiento en general propios de nuestros pecados hasta la muerte y muerte de cruz.
Lo que no hizo Jesús, fue asumir el mal moral que constituye el rechazo de Dios y es la esencia del pecado. Porque en todo Jesús se hizo hombre menos en el pecado (Cf Hb 4,15), está escrito « Frente al dualismo gnóstico-maniqueo, que reduce todo el mal del mundo a un principio malo, nos enseña la Sagrada Escritura que el mal físico procede de Dios y puede ser infligido por El como Castigo.
Ved ahora que yo, solo yo soy, y que no hay otro Dios, yo doy la Muerte y doy la Vida, hiero yo, y sano yo mismo y no haya quien se libre de mí. (Deut 32, 39).
Yo modelo la Luz y creo la tiniebla, yo creo la dicha y creo la desgracia, yo soy Yahvé que hago todo esto ( Is 45, 7 ).
El mal moral tiene su razón de ser en el abuso del ser humano y su libre albedrío, <<Por tanto, como por un solo hombre entro el pecado en el mundo y por el pecado la muerte y así la muerte alcanzo a todos los hombres, por cuanto todos pecaron >>.(Rom 5, 12).
+ El mal físico como castigo:
El mal físico, el dolor, la enfermedad, la muerte, no lo pretende Dios, es decir, por afecto al mal o en cuanto fin, ( Sab 1, 13 ss).
«Dios no hizo la muerte ni se goza en que perezcan los vivientes. Pues Él creó todas las cosas para la existencia», Mas Dios permite el mal físico y el sufrimiento (tanto el que tiene carácter natural como castigo),es decir, los permite como medios para conseguir un fin superior de orden físico para la conservación de una vida superior o de orden moral , para castigo o para purificación moral.
+ El mal moral como castigo :
El mal moral, es decir, el pecado, que es esencialmente una negación de Dios, no lo puede querer, ni como fin ni como medio. El concilio de Trento condenó como herética la doctrina de Calvino, opuesta a esta verdad; «Tú no eres, por cierto, un Dios a quien le plazca la maldad».
Dios no hace sino permitir el pecado porque respeta la libertad humana y porque es lo suficientemente sabio y poderoso para saber sacar bien del mal; Gen 50, 20: «Vosotros creíais hacerme mal, pero Dios ha hecho de él un bien»; (cf. San Agustín).
En última instancia, el mal moral se encamina también al último fin del universo, la gloria de Dios, haciéndonos ver la misericordia de Dios en perdonar o su justicia en castigar.
Cuando la Sagrada Escritura dice que Dios endurece el corazón del hombre en el mal (Ex 4, 21; Rom 9, 18), no es su intención decir que Dios sea propiamente el causante del pecado. El endurecimiento es un castigo que consiste en retirar la gracia; cf. San Agustín, In loan. tr. 53, 6: «Dios ciega y endurece abandonando y no concediendo su ayuda» Ludwig Ott, Manual de Teología Dogmática, Editorial Herder, Barcelona 1966, p. 91 (Con aprobación Nihil Obstat).
+Combate contra las herejías :
Hay dos herejías antiguas e interesantes que podríamos rescatar con fines didácticos, aunque en realidad se podría hablar de una única herejía con dos dimensiones:
La primera, consiste en “arrancar al Padre el juicio y el castigo, pensando que ese poder es impropio de Dios”; La segunda, es dividir a Dios en dos partes, una relacionada al Antiguo Testamento “cuyo oficio es juzgar” y “otro para salvar” en el Nuevo Testamento.
+Tertuliano (155-330 D.C) , Combate las Herejías de Marcion:
La primera, consiste en “arrancar al Padre el juicio y el castigo, pensando que ese poder es impropio de Dios”; La segunda, es dividir a Dios en dos partes, una relacionada al Antiguo Testamento “cuyo oficio es juzgar” y “otro para salvar” en el Nuevo Testamento.
+Tertuliano (155-330 D.C) , Combate las Herejías de Marcion:
« Los padres defienden la justicia punitiva de Dios contra Marción, quien establecía una irreconciliable oposición entre el Dios justo y castigador del Antiguo Testamento y el Dios bueno y misericordioso del Nuevo Testamento, llegando así a admitir la existencia de dos divinidades.
San Ireneo (203 D.C ) le objeta que la justicia de Dios no podría existir sin bondad, ni la bondad de Dios sin justicia; cf. San Ireneo,Adv. Haer. m, 25, 2-3; iv 40, 1-2; Tertuliano, Adv, Marcionem I-III » Ludwig Ott, Manual de Teología Dogmática, Editorial Herder, Barcelona1966, p. 95 (Con aprobación Nihil Obstat).
« 25,2. Otro error consistió en arrancar al Padre el juicio y el castigo, pensando que ese poder es impropio de Dios. Por eso imaginaron haber encontrado a un Dios “bueno y sin ira”, así como a otro Dios “cuyo oficio es juzgar” y “otro para salvar”. Esos pobres no se dieron cuenta de que a uno y a otro lo privan de la sabiduría y de la justicia. Pues, si el juez no fuera al mismo tiempo bueno, ¿cómo daría al premio a quienes lo merecen y reprenderá a quienes lo necesitan? Un juez de este tipo no sería ni sabio ni justo. Y si fuese un Dios bueno y únicamente bueno, pero sin juicio para juzgar quiénes merecen esa bondad, un tal Dios no sería ni justo ni bueno, pues su bondad sería impotente; ni podría ser salvador universal si carece de discernimiento.
25,3. Marción por su parte, al partir a Dios en dos, a los cuales llamó al primero “bueno” y al segundo “justo”, acabó matando a Dios desde las dos partes. Porque si el Dios “justo” no es a la vez “bueno”, tampoco puede ser Dios aquel a quien le falta la bondad; y por otra parte, [969] si es “bueno” pero no “justo”, del mismo modo sufriría que le arrebataran el ser Dios.
¿Y cómo pueden decir que el Padre universal es sabio, si al mismo tiempo no es juez? Pues si es sabio, puede discernir. Ahora bien, discernir supone juzgar, y de juzgar se sigue el juicio con discernimiento justo; pues la justicia lleva al juicio, y cuando un juicio se hace con justicia, remite a la sabiduría.
El Padre sobrepasa en sabiduría a toda sabiduría angélica y humana; porque es Señor, juez, justo y soberano sobre todas las cosas. Pero también es misericordioso, bueno y paciente para salvar a quienes conviene. No deja de ser bueno al ejercer la justicia, ni se disminuye su sabiduría. Salva a quienes debe salvar, y juzga con justo juicio a quienes son dignos. Ni se muestra inmisericorde al ser justo, porque lo previene y precede su bondad.
25,4. El Dios benigno “hace salir su sol sobre todos y llueve sobre justos y pecadores” (Mt 5,45). Juzgará por igual a cuantos recibieron su bondad, mas no se comportaron de manera semejante según la dignidad del don recibido, sino que se entregaron a placeres y pasiones carnales en contra de su benevolencia, muchas veces hasta llegar a blasfemar contra aquel que los hizo objeto de tantos beneficios » San Ireneo, Adv. Haer. m, 25, 2-4.
+Del Castigo en las Sagradas Escrituras:
Fundamentos del Castigo en el Antiguo Testamento :
« Mi ojo no te perdonará, seré inclemente, haré que pagues tu conducta y me recordaré de tus crímenes; entonces sabrán que yo, Yahvé, soy quien castiga.»Ezequiel 7,9.
« Sino que les concedías, con un castigo gradual, una ocasión de arrepentirse; aun sabiendo que era su naturaleza perversa, su malicia innata, y que jamás cambiaría su manera de pensar » Sabiduría 12,10.
«Yahvé en el aprieto de tu castigo te buscamos;la angustia de la opresión era tu castigo para nosotros »Isaías 26, 16.
« Tú corriges a los hombres, castigando sus culpas » Salmos 39,12
« No rechaces, hijo mío, el castigo del Señor, no te enfades por su reprensión, porque el Señor reprende a los que ama como un padre a su hijo muy querido » Proverbios 3,11-12
« ¡Ay de las naciones que se levantan contra mi pueblo! El Señor todopoderoso los castigará en el día del Juicio: pondrá en su carne fuego y gusanos, y gemirán de dolor eternamente» Judit 16,17
« Así pues, para aleccionarnos, a nuestros enemigos los flagelas con moderación, para que, al juzgar, tengamos en cuenta tu bondad y, al ser juzgados, esperemos tu misericordia » Sabiduría 12,22
« Infligiré justos castigos a Egipto, y se sabrá que Yo soy el Señor » Ezequiel 30,19
« No digas: «Pequé, y ¿qué me ha pasado?», porque el Señor es paciente. Del perdón no te sientas tan seguro que acumules pecado tras pecado. No digas: «Su compasión es grande, él me perdonará la multitud de mis pecados.» Porque en él hay misericordia, pero también hay cólera, y en los pecadores se desahoga su furor. No te tardes en volver al Señor, no lo difieras de un día para otro, pues de pronto salta la ira del Señor, y perecerás al tiempo del castigo » Sirac 5,4-7.
+ Fundamentos del Castigo en el Nuevo testamento :
Jesucristo :
« Ellos le preguntaron: «¿Quién es el hombre que te ha dicho: Tómala y anda?» Pero el curado no sabía quién era, pues Jesús había desaparecido porque había mucha gente en aquel lugar. Más tarde Jesús le encuentra en el Templo y le dice: «Mira, estás curado; no peques más, para que no te suceda algo peor » Juan 5, 12-14.
El servidor que, conociendo la voluntad de su señor, no tuvo las cosas preparadas y no obró conforme a lo que él había dispuesto, recibirá un castigo severo.!» Lucas 12,47.
« Entonces dirá también a los de su izquierda: “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles” »Mateo 25,41.:
San Pablo : «
Pues quien come y bebe sin discernir el Cuerpo ,come y bebe su propio castigo. Por eso hay entre vosotros muchos enfermos y muchos débiles, y mueren no pocos. Si nos juzgásemos a nosotros mismos, no seríamos castigados. Mas, al ser castigados, somos corregidos por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo » 1 Corintios 11,29-32.
≪Queridos míos, no hagan justicia por sus propias manos, antes bien, den lugar a la ira de Dios. Porque está escrito: Yo castigaré. Yo daré la retribución, dice el Señor » Romanos 12,19.
≪Queridos míos, no hagan justicia por sus propias manos, antes bien, den lugar a la ira de Dios. Porque está escrito: Yo castigaré. Yo daré la retribución, dice el Señor » Romanos 12,19.
≪ Pues a quien ama el Señor, le corrige; y azota a todos los hijos que acoge. Sufrís para corrección vuestra. Como a hijos os trata Dios, y .que hijo hay a quien su padre no corrige? Más si quedáis sin corrección, cosa que todos reciben, señal de que sois bastardos y no hijos. Además, teníamos a nuestros padres según la carne, que nos corregían, y les respetábamos. .No nos someteremos mejor al Padre de los espíritus para vivir? !Eso que ellos nos corregían según sus luces y para poco tiempo!; mas el, para provecho nuestro, en orden a hacernos partícipes de su santidad. Cierto que ninguna corrección es de momento agradable, sino penosa; pero luego produce fruto apacible de justicia a los ejercitados en ella ≫ Hebreos 12, 6 -1..
≪ Porque es necesario que todos nosotros seamos puestos al descubierto ante el tribunal de Cristo, para que cada cual reciba conforme a lo que hizo durante su vida mortal, el bien o el mal. ≫ 2 Corintios 5,10.
"Un hombre llamado Ananías, de acuerdo con su mujer Safira, vendió una propiedad, y se quedó con una parte del precio, sabiéndolo también su mujer; la otra parte la trajo y la puso a los pies de los apóstoles. Pedro le dijo: «Ananías, ¿cómo es que Satanás llenó tu corazón para mentir al Espíritu Santo, y quedarte con parte del precio del campo? .¿Es que mientras lo tenías no era tuyo, y una vez vendido no podías disponer del precio? ¿Por qué determinaste en tu corazón hacer esto? Nos has mentido a los hombres, sino a Dios.» Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró. Y un gran temor se apoderó de cuantos lo oyeron.
Se levantaron los jóvenes, le amortajaron y le llevaron a enterrar. Unas tres horas más tarde entró su mujer que ignoraba lo que había pasado. Pedro le preguntó: «Dime, ¿habéis vendido en tanto el campo?» Ella respondió: «Sí, en eso.» Y Pedro le replicó: «¿Cómo os habéis puesto de acuerdo para poner a prueba al Espíritu del Señor? Mira, aquí a la puerta están los pies de los que han enterrado a tu marido; ellos te llevarán a ti.» Al instante ella cayó a sus pies y expiró. Entrando los jóvenes, la hallaron muerta, y la llevaron a enterrar junto a su marido." Hechos 5,1,10.
El día convenido, Herodes, vestido con las vestiduras reales y sentado en su estrado, los arengaba, mientras el pueblo aclamaba: ¡Voz de dios, no de hombre! De improviso lo hirió el ángel del Señor, por no haber reconocido la gloria de Dios, y murió comido de gusanos » Hechos 12,21-23.
+++Bendiciones