Nihi Per Daemoniu Nisi Demonstratum.("Nada tiene su causa en el
demonio mientras no se demuestre lo contrario”). Esta regla no es perfecta
ya que por ejemplo, aunque yo crea que una tentación tiene su origen en mí,
puede proceder del demonio sin yo ni siquiera sospecharlo. Esto también es
válido para cualquier otro ámbito en que lo externamente natural pudo tener su
causa en una oculta intervención demoníaca.
No obstante, vienen más
beneficios de seguir tajantemente esta regla que he expuesto que de dejarse
llevar de una sospecha continua. Rotundamente hay que afirmar que lo natural
tiene una causa natural. Un científico sólo puede achacar a causas no físicas
sólo aquellos fenómenos que de ninguna manera se pueden explicar por causas de
este mundo material. Eso sí, tampoco es más científico si a toda costa quiere
explicar los hechos preternaturales con las leyes de este mundo.
Al continuar el presente tratado
y de esta tercera fuente de fenómenos Preternaturales aparentemente místicos, hemos
de contentarnos con someras indicaciones. No podemos desarrollar ampliamente un
tema que contiene casi toda la Teología de los ángeles y que desborda los límites del presente estudio.
Noción
de lo «preternatural». —Los teólogos designan comúnmente con el nombre
de «preternatural» al sobrenatural relativo, de que hemos hablado más arriba.
Es aquel que está fuera del orden natural ordinario y normal, pero que no
trasciende en modo alguno el orden natural absoluto o simplemente. O en otra
forma todavía más clara: es aquel que excede y trasciende alguna de las fuerzas en nuestra naturaleza.
Es preciso tener en cuenta esta
noción de «preternatural» cuando tratemos de señalar las causas de los
fenómenos místicos. Lo preternatural —con relación a los hombres—lo constituye
lo que es propio y natural en los ángeles buenos o malos. No olvidemos que
fuera de este mundo material que conocemos por los sentidos existe otro mundo
que escapa en absoluto a esta clase de conocimiento. Ese otro mundo, compuesto de
criaturas inteligentes buenas o malas, ángeles o demonios, está en comunicación
real, íntima y misteriosa con nosotros los habitantes de este mundo. Los
habitantes de ese otro mundo están fuera de nuestro orden natural, en otra
esfera distinta, en un plano completamente diferente. Es, con relación a
nosotros, el mundo de lo preternatural.
Por eso—y lo advertimos de una
vez para siempre—llamaremos «preternaturales»» con respecto a nosotros) a los
fenómenos debidos a la intervención de los ángeles o de los demonios, y
reservaremos el nombre de fenómenos «naturales» para designar los hechos que se
producen, según las leyes ordinarias de la naturaleza, entre los habitantes de
este mundo, del que formamos parte nosotros.
Doctrina
teológica sobre los demonios. —He aquí, brevísimamente expuesta,
la doctrina de la Iglesia sobre los demonios y las principales conclusiones a
que han llegado los teólogos partiendo de los datos revelados:
1) Es de fe que existen los
demonios, o sea, un número considerable de ángeles que fueron creados buenos
por Dios, pero que se hicieron malos por su propia culpa.
2)Los demonios ejercen, por
permisión de Dios, un maligno influjo sobre los hombres, incitándoles al mal y
a veces invadiendo y torturando sus mismos cuerpos.
3)En medio de los asaltos y
torturas de los demonios, la voluntad humana siempre permanece libre. La razón
es porque—como explica Santo Tomás—la voluntad sólo puede ser inmutada de dos
maneras: intrínseca o extrínsecamente. Ahora bien: sólo Dios puede moverla
intrínsecamente, ya que el movimiento voluntario no es otra cosa que la
inclinación de la voluntad a la cosa querida, y sólo Aquel que ha dado esa
inclinación a la naturaleza intelectual puede inmutarla intrínsecamente; porque,
así como la inclinación natural procede del Autor de la naturaleza, así la inclinación
voluntaria no viene sino de Dios, que es el autor de la misma voluntad.
Extrínsecamente, la voluntad puede ser movida de dos maneras:
a)Por
Eficiencia: O sea, actuando sobre el
mismo entendimiento y haciéndole aprehender el objeto como bien apetecible (y
en este sentido sólo Dios puede mover eficazmente la voluntad, porque sólo Él
puede penetrar directa e intrínsecamente en el entendimiento).
b)Por Ineficiencia:
Es decir, a modo de simple persuasión y éste es el modo que corresponde a los
ángeles—buenos o malos—y a los demás seres creados, que pueden influir sobre
nosotros. El demonio, pues, sólo puede mover la voluntad extrínsecamente, esto
es, ofreciendo a los sentidos externos e internos las especies de las cosas que
incitan al mal o excitando el apetito sensitivo para que tienda
desordenadamente a esos bienes sensibles; jamás inmutando intrínsecamente la
misma voluntad.
Los ángeles buenos y los demonios pueden
inmutar e influenciar intrínsecamente la imaginación y los demás sentidos
internos y externos La razón es porque esta inmutación puede
producirse por el movimiento local de las cosan exteriores o de nuestros
humores corporales, y la naturaleza corporal obedece al ángel en cuanto a su
movimiento local, como explica Santo Tomás.
Los demonios no pueden hacer verdaderos
milagros, como quiera que éstos excedan por definición las fuerzas de toda
naturaleza creada o creable. Pero como la potencia de la naturaleza
angélica—que conservan íntegra después de su pecado—excede con mucho las
fuerzas naturales humanas, pueden los demonios hacer cosas prodigiosas, que
exciten la admiración del hombre en cuanto que sobrepasan sus fuerzas y
conocimientos naturales.
El demonio, pues, tiene una
potencia natural muy superior a la del hombre y puede obrar con ella cosas
prodigiosas, que, sin ser verdaderos y propios milagros, exciten la admiración
de los hombres y planteen verdaderos problemas para el discernimiento de esos
fenómenos en su relación con los naturales y los sobrenaturales. En su lugar señalaremos las principales reglas
de discernimiento en cada caso; pero bueno será que ya desde ahora adelantemos,
en sintética visión de conjunto, lo que el demonio no puede hacer de ninguna
manera por exceder en absoluto sus fuerzas naturales y lo que de suyo no excede
su capacidad y potencia natural, y podría por lo mismo realizar con la
permisión divina.
¿Qué
es la influencia externa? :
La influencia externa es la
situación en la que un demonio asedia de forma continuada a una persona. Este
asedio puede durar días, semanas o meses. En la influencia externa, si mueve
cosas en el lugar donde está la persona, o provoca ruidos u olores, esto puede
ser percibido por otros testigos y no sólo por la persona que sufre ese asedio.
En la influencia interna, el demonio provoca visiones o sensaciones pero que
sólo son vistas o sentidas por la persona que sufre esa influencia.
Contra la influencia externa la
propia oración del interesado es sumamente eficaz y muchas veces basta para
acabar con este fenómeno. Cuanto más asista a misa, vaya a la iglesia, use de
agua bendita y haga actos de piedad, más insufrible hará al demonio el estar a
su lado. Si bien hay casos en que esta influencia externa es usada por Dios.
¿Qué
es la influencia interna?:
La influencia en general es el
fenómeno por el que un demonio ejerce cierta influencia sobre el cuerpo, la
mente o el espíritu de una persona. En este tipo de ataque demoníaco el mal
espíritu no llega a poseer el cuerpo de la persona, de forma que no habla a
través de él. Y si llega a mover algo el cuerpo durante las oraciones (por ejemplo,
las manos), la persona está consciente. Pero cuando hay una influencia interna
el movimiento del cuerpo, si lo hay, es ligero: la persona se pone rígida,
agita los brazos, pone caras extrañas, pero no pasa de estos signos externos.
Fuente Grafico: Summa Demoniaca padre Antonio Fortea
La influencia interna puede ser
sobre el cuerpo provocando determinadas enfermedades sobre la mente,
provocando una influencia del demonio sobre las potencias del alma induciendo
de forma obsesiva a determinados vicios o pensamientos obsesivos.
Cuando se ora por una persona que
tiene una influencia la reacción es distinta a la de la posesión. La persona
siente un malestar general que acaba concretándose en un lugar concreto del
cuerpo. O bien la persona acaba no pudiendo controlar la tensión que le provoca
la oración, y hace movimientos extraños con los miembros, pero sin perder la
consciencia. En otras ocasiones la influencia se manifiesta por la tremenda
crispación que se manifiesta en manos o cara, crispación que suele ser la fase
previa a la manifestación de la posesión, pero que en estos casos nunca se pasa
de esta fase previa, es decir, nunca se llega a producir el trance. Y no se
produce el trance porque no hay posesión del cuerpo, sino sólo una influencia
sobre éste.
Para los casos de influencia
interna, la persona tiene que recibir oración de liberación. Bien sea hecha por
el sacerdote para que le libere de esa influencia, o bien sea hecha por un
grupo de laicos que oren por él. Siempre es preferible la oración comunitaria a
la de una sola persona, pues el poder de la oración se suma.
Hay que añadir que cuanto más
leve es la influencia del demonio sobre una persona más difícil es discernir si
hay de verdad algo demoníaco o no. Pues en materia de discernimiento de las
influencias demoníacas, es donde el sacerdote suele estar más a expensas de lo
que le diga el que las sufre. La posesión suele tener una manifestación más
clara, más perceptible. La influencia demoníaca mucho menos. Y cuanto más leve,
más difícil.
Cuando alguien me viene a ver
para consultarme qué es lo que tiene y veo que como mucho hay sólo una
influencia demoníaca, y que hasta esto no está claro, suelo decirle: mire, en
materia de posesión hablo con seguridad, si le digo que está poseso es que lo
está, pero cuando sólo hay una influencia no puedo dictaminarlo con la misma
seguridad, porque yo sólo juzgo por lo externo. Tras eso le doy consejos
espirituales y le digo que cuanto más se fortalezca en la vida espiritual menos
poder tendrá el demonio sobre él.
No obstante, en otros casos la
influencia demoníaca sobre el cuerpo o la mente de una persona es patente e
inequívoca a juzgar por los datos que he dado antes. En esto, como en el
discernimiento de la posesión, la experiencia lleva a poder dictaminar con
total seguridad en los casos en que ese nivel de certidumbre es posible. No
siempre es posible esa seguridad, pues la posesión supone eso: una posesión
sobre éste.
¿Cuál
es la diferencia entre influencia externa e interna?
En esta distinción conviene
profundizar y distinguir bien. Pues en este campo de las influencias se hallan
la mayor parte de las personas que atiende un exorcista. Casos de posesión hay
pocos, pero casos de influencias muchos. En la influencia externa el demonio
está fuera, en la influencia interna el demonio está dentro. Esa es la
diferencia radical entre ambos fenómenos.
En un caso de influencia externa
la persona nunca dará ningún signo. Ni entrará en trance, ni se sentirá mal, ni
nada, porque está fuera. En la influencia interna sí que hay signos, porque
está dentro. Es decir, cuando el sacerdote ora por la persona, ésta siente que
se le mueven los parpados, se le ponen los ojos en blanco, o se le mueven las
manos, o comienza eructar, o tiene ganas de vomitar, o siente dolor en una
parte del cuerpo. Se le llama influencia interna, porque al mal espíritu se le
siente dentro cuando se ora por esa persona. Y, además, cuando es liberada,
siente a ese espíritu que va subiendo y que sale por la boca.
La influencia externa o Vejación la
puede padecer un santo. Ejemplo de influencia externa es el cura de Ars
arrastrado por el demonio por el suelo de la habitación. Y no sólo santos, por ejemplo,
una persona que ve que las cosas se mueven, o las puertas que se abren. Cambia
de lugar y el fenómeno le persigue. Ejemplo de influencia externa, es la noche
oscura del espíritu que sufren las personas que se dedican a la oración, o una
crisis de escrúpulos que puede durar meses, o terribles tentaciones de desesperación
a pesar de una intensa vida espiritual.
Mientras que en la influencia el
demonio está dentro, pero sin poseer. La influencia en el cuerpo produce
enfermedades, la influencia en la mente es una persistente idea, temor o
impulso que el demonio que está dentro introduce en la mente de la persona. Si
el demonio estuviera fuera sería una tentación. Pero cuando está dentro la
influencia es mucho más intensa y persistente que cuando está fuera.
Es mucho más fácil acabar con la
influencia externa que con la influencia interna. En la influencia externa con
pocas oraciones, del tipo que sean, el demonio se ve obligado a alejarse. A no
ser que sea una influencia externa que Dios permite para edificación del alma,
como es el caso de la noche oscura. En los casos en los que la influencia
externa es permitida como parte de una etapa de la evolución espiritual de la
persona, las oraciones no acabarán con esa influencia externa.
Para muchos sacerdotes, incluso
dedicados a este campo, estos tres fenómenos (posesión, influencia externa e
interna) forman un gran dilema en el que no acaban de distinguir lo uno de lo
otro. Pero si se ven muchos casos, las características de cada fenómeno
aparecen perfectamente delimitadas.
+El Demonio clausus, es el que no habla,
+El Demonio apertus, es el que habla y se manifiesta
abiertamente.
+El Demonio abditus, es el que está dentro pero no da ningún
signo de estar.
¿Cómo sabemos entonces que está
dentro un demonio abditus? Pues porque en algún momento ha manifestado su
presencia, dando pruebas de que lo que padecía esa persona era de naturaleza
demoníaca. Para cada fenómeno demoníaco que
pueda acaecernos, hay un tipo de oración específica:
+Para la tentación, está el
mandatum.
+Para la influencia interna, está
la oración de liberación.
+Para la posesión, está el
exorcismo.
+Para la infestación, está la Oración
de Liberación o el exorcismo de la casa.
+Para la influencia externa, el
único remedio es el aumento de la vida de oración.
Siempre que seamos tentados,
podemos ordenar al demonio que se marche en el nombre de Dios. Pero si la
influencia es externa porque un demonio nos asedia, lo único que podemos hacer
es aumentar nuestra vida espiritual, para que la oración, la gracia, y la luz
de la que se llene nuestra alma, le alejen a ese demonio.
¿Qué
es el mandatum? :
El mandatum es la orden dada privadamente y de
modo puntual ordenándole al demonio en el nombre de Cristo a que se aleje.
Cuando una tentación se prolonga y es de una gran intensidad, cualquier persona
en silencio, en su interior, puede dar la orden al demonio de lujuria, de
tentación contra la esperanza, o contra la fe, etc., que se aleje. Por poner un
ejemplo basto con que mentalmente le ordene: en el nombre de Jesús, espíritu de
rencor aléjate. Ese mandatum practicado una sola vez y con fe, suele dar
resultados tan inmediatos como sorprendentes.
Pero, aunque el mandatum aleja al
demonio de forma automática, posteriormente puede volver. Y la persona debe
entender que la tentación forma parte integrante de su evolución espiritual. La
tentación purifica y fortalece, y podemos tener la plena seguridad de que Dios
no permitirá que seamos tentados más allá de nuestras fuerzas. La tentación es
un combate espiritual, somos soldados de Cristo, y estas luchas invisibles son
parte de nuestra prueba sobre la tierra. Los demonios tuvieron su prueba y
nosotros tenemos la nuestra. Podemos evitar el pecado, pero no hay forma de
evitar la tentación.
¿Qué
es la oración de liberación?:
La oración de liberación es la
oración que se hace para acabar con la influencia del demonio en una persona.
Suele realizarse por parte de un sacerdote sólo o por un grupo de laicos (con o
sin un sacerdote) que oran a Dios para la persona sea liberada de toda
influencia demoníaca. Si en el exorcismo uno conjura al demonio, en la oración
de liberación, por el contrario, la oración va dirigida a Dios. Si se trata de
un grupo de la Renovación Carismática será utilísimo que el grupo ore en
lenguas. Si alguien del grupo quisiera dirigirse al demonio directamente, esa persona
debería tener autorización del obispo del lugar para hacer tal cosa. Para la
oración de exorcismo se requiere una autorización para cada caso. Pero para que
un grupo pueda hacer oración de liberación basta un permiso general del obispo
para los casos que se presenten.
Habiendo dejado claro el tema de
los permisos episcopales, hay que decir que, aunque haya algún momento en que
se ordene al demonio salir de una persona, no es un exorcismo. No es un
exorcismo primero porque no hay una posesión, segundo porque no se dirige uno
al demonio en ningún momento, sólo se ora a Dios para que le libere de
cualquier mala influencia. Aun en el caso de que se tenga ese permiso para
dirigirse al demonio y ordenarle que salga, no es un exorcismo ni litúrgica ni
jurídicamente hablando. Sino que se trata de una oración de liberación en la
que se insertan unas órdenes al demonio. Pero si el grupo (o el que dirige ese
grupo) carece de tal autorización episcopal, bastará orar a Dios para que sea
Él el que destruya el poder del demonio sobre ese sujeto.
Las oraciones de liberación a
veces logran su efecto en pocos minutos, pero en ocasiones pueden ser
necesarias muchas sesiones. La influencia lejos de ser algo leve, puede ser un
fenómeno muy persistente y con graves consecuencias en la salud de la persona.
Por eso puede haber casos en que lo mejor sea que el sujeto se pase por uno de
estos grupos una vez a la semana para que oren por él unos cuantos minutos cada
vez: cinco minutos, diez o quince. En los casos de influencia el incremento de
la vida de oración de la persona puede romper esas ataduras del demonio sobre
su cuerpo y su alma.
¿Qué es la posesión? :
La posesión es el fenómeno por el que un
espíritu maligno reside en un cuerpo y en determinados momentos puede hablar y
moverse a través de ese cuerpo sin que la persona pueda evitarlo. El espíritu maligno no reside en
el alma, ésta en toda circunstancia sigue siendo libre e incapaz de posesión
alguna. Sólo el cuerpo es susceptible de sufrir posesión.
¿Cuáles
son las características esenciales para diagnosticar una posesión? :
Los criterios diagnósticos que
debería presentar un sujeto para que sospecháramos de posesión serían los
siguientes:
1)Ante lo sagrado o lo religioso
se da una gama de sensaciones que van, según el sujeto, desde el fastidio hasta
el horror, desde la leve expresión de molestia hasta la manifestación de ira y
furia.
2)En estos casos más extremos,
el horror lleva a accesos de furia, acompañados normalmente de blasfemias o
insultos dirigidos hacia el objeto religioso que se ha situado en la
proximidad.
3)El poseso en los episodios
agudos de manifestación de ira furiosa, pierde la consciencia. Cuando vuelve en
sí no recuerda nada. La amnesia es total y absoluta. Sin embargo, aunque no
recuerde nada el sujeto durante el episodio ha padecido un cambio de
personalidad mientras ha durado esa crisis de furia. Durante esa crisis una
segunda personalidad emerge.
4)Esa segunda personalidad
siempre tiene un carácter maligno. Es frecuente que durante esos momentos las
pupilas se vuelvan hacia arriba, o hacia abajo, dejando los ojos en blanco. Los
músculos faciales se ponen frecuentemente en tensión. También las manos
muestran crispación. En esos momentos de crisis, la persona articula la voz
llena de odio y rabia.
5)Acabada la crisis furiosa, la
persona vuelve lentamente a la normalidad, el tránsito de vuelta a la
normalidad es prácticamente similar en cuanto al tiempo y al modo al tránsito
que se observa de la vuelta del estado de hipnosis al estado normal de conciencia.
6) Fuera de las crisis furiosas
en que emerge la segunda personalidad, la persona lleva una vida completamente
normal, sin que esta patología afecte para nada ni a su trabajo ni a sus
relaciones sociales. El sujeto aparece como una persona perfectamente cuerda.
En todo momento distingue perfectamente entre la realidad y el mundo
intrapsíquico, no observa una conducta delirante.
7)En algunos casos sí exponen
cosas que parecen alucinaciones sensoriales (concretamente exponen que,
esporádicamente, ven sombras, sienten una difusa sensación extraña en alguna
parte concreta del cuerpo u oyen crujidos). Por el contrario, no oyen voces
internas, ni sienten que algo les corre bajo la piel.
¿Qué
es el exorcismo?:
El exorcismo es el rito por el
que se ordena al demonio salir del cuerpo de un poseso. La esencia del
exorcismo es la conjuración, es decir, la orden dada al demonio en el nombre de
Jesús para que abandone ese cuerpo.
El rito eclesiástico del
exorcismo contiene muchos ritos menores (la letanía de los santos, liturgia de
la Palabra, rezo de la oración dominical, etc.), pero su verdadera esencia es
la conjuración del demonio. Las oraciones dirigidas a Dios son deprecativas, es
decir, se le suplica. Mientras que al demonio nunca se le pide nada, sino que
se le conjura, esto es, se le ordena. Y se le ordena por el poder sacerdotal o
por el poder inherente en el mismo nombre de nuestro Redentor.
Si en un exorcismo no hubiera
conjuración, no habría verdadero exorcismo. El rasgo definitorio y específico
del exorcismo es la conjuración. De hecho, la palabra griega exorkizein
significa justamente eso conjurar. El conjuro es entonces es la orden
dada al demonio en el nombre de Jesús para que abandone ese cuerpo poseso.
Existen dos maneras de realizar
un exorcismo propiamente dicho:
Exorcismo
ritual: es el exorcismo que se hace siguiendo el Ritual de Exorcismos
Exorcismo
no ritual: es el exorcismo que se logra con oraciones privadas y no
litúrgicas.
+Lo
que el demonio no puede hacer:
1) Producir un fenómeno sobrenatural de
cualquier índole que sea. Es algo que rebasa y trasciende toda naturaleza
creada o creable, siendo propio y exclusivo de Dios.
2)
Crear una substancia. Supone un poder infinito el hacer pasar una cosa de la
nada al ser. Por eso, las criaturas no pueden ser utilizadas
por Dios ni siquiera como instrumentos de creación.
3)Resucitar
verdaderamente a un muerto. Únicamente podría simular una resurrección
aletargando a un enfermo o produciendo en él un estado de muerte aparente para
producir la ilusión de su maravillosa resurrección.
4)
Curar instantáneamente heridas o llagas profundas. La
naturaleza —incluso en manos de la potencia angélica—requiere siempre cierto
tiempo para poder realizar esas cosas. Lo instantáneo está tan sólo en manos de
Dios.
5)
Las traslaciones verdaderamente instantáneas. Suponen una alteración de
las leyes de la naturaleza, que únicamente puede realizarla su Autor. El
demonio, como espíritu puro, puede trasladarse de un sitio a otro sin pasar por
el medio. Pero no puede trasladar un cuerpo sin que éste tenga que recorrer
todo el espacio que separa el punto de partida del punto de llegada y esto no
puede hacerse instantáneamente por muy rápido que supongamos ese movimiento.
6)
Las leyes actuales no permiten en modo alguno la compenetración de los cuerpos
sólidos. El demonio, espíritu puro, puede, sin duda, atravesar a su
arbitrio las substancias materiales; pero conferir a un cuerpo el privilegio de
compenetrarse con otros—atravesando, una pared—supone una virtud
trascendente que Dios se reserva para sí.
7)
La profecía estrictamente dicha sobrepasa las fuerzas diabólicas, aunque
puede el demonio simularla con ayuda de previsiones naturales, de fórmulas equívocas o de mentiras
audaces. Sin embargo, Dios puede valerse
de falsos profetas para anunciar alguna cosa verdadera, como en el caso de
Balaam o de Caifás; pero entonces aparece claro por el conjunto circunstancias
que el falso profeta es utilizado corte aquel momento como instrumento de Dios.
8)El conocimiento de los pensamientos y de
los futuros libres escapa igualmente al control de Satanás; sólo puede valerse
de conjeturas. Pero téngase
presente que para la extraordinaria potencia intelectual de la naturaleza angélica las conjeturas son mucho más
fáciles que para el psicólogo más
eminente; el temperamento, los hábitos adquiridos, las experiencias pasadas, la actitud del cuerpo, la expresión de
la fisonomía, el conjunto de circunstancias,
etc., etc., hacen adivinar fácilmente a los espíritus angélicos las meditaciones silenciosas de
nuestro entendimiento y las determinaciones
secretas de nuestra voluntad.
9)
El demonio no puede producir en nosotros fenómenos de orden puramente
intelectual o de la Voluntad. Ya hemos señalado más arriba la
razón: en el santuario de nuestra
alma, nadie, fuera de Dios, puede penetrar directamente. Estas son, brevemente expuestas, las principales cosas que el demonio
no puede hacer, relacionadas todas con los fenómenos místicos. Omitimos muchas otras cosas que no
interesan a nuestro propósito. Veamos ahora rápidamente—en espera de un examen
más detenido en sus lugares correspondientes—los fenómenos místicos que el
demonio podría falsificar.
+Lo que
el demonio puede hacer permitiéndole Dios:
1) Producir
visiones y locuciones corporales o imaginarias (no las intelectuales).
2)
Falsificar el éxtasis (produciendo un desmayo preternatural).
3) Producir
resplandores en el cuerpo y ardores sensibles en el corazón. Hay más de un
ejemplo de «incandescencia diabólica».
4) Producir
ternuras y suavidades sensibles.
5) Curar,
incluso instantáneamente, ciertas enfermedades extrañas producidas por su
acción diabólica. Claro está que no se trata propiamente de curación, sino tan
sólo de «dejar de dañar», como dice Tertuliano: Como la pretendida enfermedad
era debida exclusivamente a la acción de Satanás, cesando la causa, desaparece
instantáneamente el efecto.
6) Producir
la estigmatización y los demás fenómenos corporales y sensibles de la mística,
tales como los olores suaves, coronas, anillos, etc. Nada de esto sobrepasa las
fuerzas naturales de los demonios, como veremos en sus lugares
correspondientes.
7) No puede
el demonio derogar las leyes de la gravedad, pero puede simular milagros de
este género por el concurso invisible de sus fuerzas naturales. Téngase
presente para la cuestión de la levitación: pueden darse levitaciones
diabólicas, como en el caso de Simón el Mago.
8) Puede substraer los cuerpos a nuestra vista interponiendo entre ellos y nuestra
retina un obstáculo que desvíe la refracción de la luz o produciendo en nuestro
aparato visual una impresión subjetiva completamente diferente de la que
vendría del objeto.
9)Puede
producir la combustión de un cuerpo interponiendo un obstáculo invisible entre
él y el fuego.
En resumen: todos los fenómenos
que puedan resultar de un movimiento natural de fuerzas físicas, aunque el
hombre no sea capaz de producirlas ni siquiera llevando hasta el límite máximo
sus energías naturales, puede en absoluto producirlas el demonio—supuesta la
permisión divina—en virtud de su propia potencia natural, extraordinariamente
superior a la del hombre. Pero, cualquiera que sea la naturaleza del fenómeno
producido por las fuerzas diabólicas, no rebasará jamás la esfera y el orden
puramente natural. Lo sobrenatural no existe aquí más que por relación al
hombre, esto es, en cuanto que los fenómenos producidos sobrepujan las fuerzas
humanas; pero, considerados en sí mismos, se trata de realidades pura y
simplemente naturales. Es un caso típico de sobrenatural relativo, que debe
llamarse, con mayor precisión y exactitud teológica, «preternatural».
Oración
de San Benito: Para alejar de tu entorno cualquier tipo de maldad e
influencia Demonica:
+Cruz Sancti Patras Benedicti Crux
Sacra Sit Míhi Lux Non Dráco Sit Míhi Dux Váde Rétro Sátana! Númquam
Suáde Míbi Vana Sunt Mála Quaë Lébas Ipse Venena Bibas.+
+Cruz del Santo Padre Benito Mi
luz sea la Cruz Santa, No sea el demonio mi guía ¡Apártate, Satanás! No
sugieras cosas vanas, Pues maldad es lo que brindas Bebe tú mismo el veneno.+
+++
Bendiciones.
Fuentes Bibliograficas: TANQUEREY,
Teología ascética n.1480-1549; P. I. G. MENÉNDEZ-REIGADA, Los dones del
Espíritu Santo v la perfección cristiana.
Pbro ANTONIO FORTEA. Summa Demonica .Tratado de demonología y
manual de exorcistas.