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lunes, 2 de julio de 2018

Las Bienaventuranzas


(Mat 5:1-12)
Cuando vio aquellas muchedumbres, subió al monte; se sentó y se le acercaron sus discípulos. Y abriendo sus labios, los instruía así: 
Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. 
Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra. 
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. 
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los pacificadores porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. 
Bienaventurados seréis cuando, por causa mía, os insulten y persigan y digan toda clase de calumnia contra vosotros. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa es grande en los cielos; pues así persiguieron a los profetas anteriores a vosotros. 

A la Luz de las Homilías de la Catena Aurea, San Juan Crisóstomo en el (opus imperfectum super Matthaeum, hom. 9); nos revela el misterio de las enseñanzas de Jesús así:<<Subió, pues a un monte, primeramente, para cumplir la profecía de Isaías que dice: "Sube tú sobre un monte" (Isa_40:9); después para manifestar que el que enseña la Palabra de Dios, lo mismo que el que la oye, deben constituirse en cumbre de virtudes>>.

Ningún hombre puede estar en el valle y hablar a la vez desde el monte. Si estás sobre la tierra hablas de las cosas terrenas, pero si estuvieras en el cielo hablarías de las cosas celestiales. O de otro modo, subió al monte para manifestar que todo el que quiera conocer los misterios de la verdad debe subir al monte de la Iglesia, de quien el profeta dice: "El monte del Señor es un monte rico" (Sal_67:1).

Etimológicamente Bienaventurado en griego (ακάριος), significa makários bendecido; por extension afortunado, bien Labrador: bendecido, bienaventurado, dichoso, glorioso. 

El makarismó, es una forma literaria espontánea, más o menos usada en las literaturas de diversos pueblos. En la Biblia aparece con relativa frecuencia; en el Antiguo Testamento en tono sapiencial, a veces matizado de humanismo, los escritos apocalípticos también la usan bastante; La lectura del Evangelio de Mateo pone de manifiesto que esta forma literaria del makarismo; era una de las características del estilo oral de Jesús. Además de las clásicas del Sermón de la Montaña (Mt 5,3,12 y Lc 6.20,23), de las que trataremos aquí, hay en los Evangelios otras del que recibe dócilmente el mensaje de la Verdad para seguir el ejemplo de Cristo la Benevolencia y vigilancia escatológica. 

El makarismo tiene como punto de partida la espontánea felicitación (afirmación de que es feliz), manifestada con cierto acento exclamativo, a uno o unos determinados individuos, porque alguna cualidad personal suya les ha sido causa u ocasión de algún bien. 

Cuando esta espontaneidad del lenguaje social se eleva a forma literaria, sobre todo en el género religioso y moral, tiende naturalmente a envolver en la proclamación de la felicidad no sólo a los que tienen, sino también a los que tengan análoga disponibilidad a recibirla. De la segunda persona ("felices vosotros...") se irá desplazando hacia la tercera ("felices los que..."); es decir, se transforma en axioma sapiencial. Con ello adquiere matiz de invitación u ofrecimiento; y, más que afirmación, es promesa de felicidad. 

El siguiente esquema o tópico puede servir para el análisis : 

+ Proclamación, u ofrecimiento y promesa, de Felicidad 

+ Determinación de la(s) persona(s) sobre quien(es) recae la felicidad, 

+ Cualidad que le(s) hace, o que le(s) debe hacer, digna(s) de ella. 

+ Indicación de la causa objetiva que es, o será, causa o esencia de su felicidad. 

Un ejemplo concreto permitirá añadir algunos contrastes. "Bienaventurados los pobres porque es vuestro el Reino de Dios" (Lc 6,20) en esta Bienaventuranza las personas pueden ser los discípulos presentes que "son" pobres, o todos los que "son" pobres como ellos; en este caso se proclama su felicidad. O pueden ser todos los que, en cualquier tiempo, "sean" pobres como ellos; en este otro caso, la felicidad se ofrece y promete en tercera persona (Mt 5,3). La causa objetiva de la felicidad de los pobres es el "Reino de Dios", cuya posesión significa para ellos, por lo que acabamos de decir, una recompensa, pero también y, mucho más, un favor divino. 

La felicidad proclamada por Jesús promete sobre todo lo esencial y exclusivamente sagrado ; Su fuente escondida es cierta pregustación del universal Reino escatológico en la comunión de presencia y vida con Jesús. 

La Pregustación misteriosa de la Felicidad, que es ya realidad segura, pero que al mismo tiempo está, de por sí, fuera y por encima de toda experiencia psicológica de bienestar, gusto o placer. Más aún, no solamente coexiste con, sino que está en el dolor y el sufrimiento. Las Bienaventuranzas son en efecto, ejemplo típico y paradójico de integración y unidad trascendente. 

El Reino de los Cielos o Reino de Dios futuro está en la plenitud ,que tiene un alcance de gozo hasta del final de los tiempos, pero es también; la pregustación real y presente en el misterio de la vida cristiana. Quienes tienen acceso a esta fuente de felicidad son los pobres; "es de ellos", con énfasis en la afirmación. Jesús felicita a los pobres porque en la pobreza han descubierto el máximo tesoro (Mt 19,29); pero, al mismo tiempo, condiciona su felicidad a mantenerse fieles en la gracia divina de esta pobreza. 

La expresión los pobres no pertenece, en la Biblia, al, vocabulario económico ni al sociológico, sino al sentido religioso y Sagrado. Se refiere a los Pobres de Yahveh, los Pobres de Israel.


En el lenguaje cristiano decimos: "servos servorum Dei" (siervo de los siervos de Dios), el concepto latino-romano de servus (esclavo) no coincide del todo; el nuevo significado, no obstante, la humildad la obediencia social, se ilumina con el sentido de Dios; en el desamparo humano florece la confianza, y ésta se traduce en hábito de oración suplicante. El sentido de pecador ayuda a hacerse humilde al pobre y, por tanto, confiado; e igualmente el rico debe hacerse también humilde y pobre.

Entre las palabras hebreas que significan pobre la más característica, y la que se refleja todo el trasfondo semítico, cuya raíz tendría como significación original la dé "estar encorvado humillado, abrumado"; de la misma raíz, y muchas veces sinónimo, `anaw en plural: (`anawim).

Las desdichas de Israel sobre todo en el exilio lo hundieron colectivamente en la situación aflictiva de los `aniyyim o `anawim de Yahwéh. Los profetas procuraron educar el pueblo en las disposiciones ascéticas que corresponden a este estado. La humilde esperanza, hecha confianza y súplica se fue polarizando en sentido mesiánico. El Mesías vendría a salvar a los Pobres de Israel (Is 61,12); y él mismo sería uno de ellos, el más afligido.

Jesús, en efecto, solía resumir el programa de su misión citando el texto clásico de Isaías: "a evangelizar a los pobres (`anawim) me ha enviado" Yahwéh (Is 61,1 ss); (cfr. Lc 4,1621). Y para mostrar que era el Mesías, dijo, refiriéndose al mismo texto: "Los pobres son evangelizados" (Mt 11,45; Lc 7,22). Sería lo mismo decir: pobres de corazón (Mt 5,8; 11,29); o, con una expresión igualmente que significa que los que tienen espíritu de pobreza (ruah`anawah). Este sentido y contraste de pobreza, no es una disimulada evasión del realismo de la pobreza, antes, al contrario, exige su autenticidad, como centro la intimidad vital del ser, la infalsificable sinceridad del alma.

Las Bienaventuranzas iluminan las actitudes y características de la vida cristiana son promesas paradójicas que sostienen la esperanza en las tribulaciones, anuncian que el reino de los cielos está en medio de nosotros y nos prometen la recompensa y retribución final, la vida eterna inaugurada por la Virgen María y de todos los Santos.

Las Bienaventuranzas nos enseñan la Visión de Dios y la participación en la naturaleza Divina, la vida eterna, la Filiación como los hijos de Dios y descanso en Dios.

Las Bienaventuranzas nos colocan ante elecciones decisivas respecto a los bienes terrenos, purifican nuestro corazón para enseñarnos a amar a Dios por encima de todas las Cosas.

La misma palabra de Dios que resonó en el monte de Sinaí para dar a Moisés la Ley Escrita, es la que se hace oír de nuevo en monte de las Bienaventuranzas.

Las palabras de Jesús no revocan la Ley, sino que la perfeccionan” Habéis oído también que se dijo…… pero yo os digo” (Mat 5, 33,34). Con esta misma autoridad divina desaprueba ciertas tradiciones humanas (Marcos 7,8), de los Fariseos que “anulaban la palabra de Dios"(Marcos 7,13).

La felicidad del Hombre no está asegurada en las Riquezas temporales el deseo desordenado de la riqueza, poder, placer y honor esclavizan sus facultades y potencias. El anhelo y desapego de los bienes terrenos y temporales desatan el alma y le da libertad al Hombre del único Bien y único Necesario y Sumo Bien. Dios. San Ireneo afirmaba la Gloria de Dios es que el Hombre Viva y la Gloria del Hombre es Dios.

Amar lo que Jesús Amo en la Cruz y despreciar todo lo que Jesús desprecio en la Cruz es el cumplimiento de la Voluntad del padre y desprendimiento total de todo bien temporal y el abandono en los brazos de Dios.; en donde el amor hecho dolor y el dolor hecho amor, llega a la Cumbre y expresión máxima del Amor de Dios por los hombres.

Jesús nos enseña que no hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos; un ejemplo de pobreza y humildad la encontramos en el silencio y ocultamiento María ella pidió a Dios pobreza y humildad y la lleno de toda gracia y perfección plena, seremos dichosos si creemos las palabras pronunciadas por Jesús en la Bienaventuranzas, para proclamar como María la grandeza de Dios y se Hagan las maravillas de Dios en nosotros.



+++ Bendiciones