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viernes, 27 de abril de 2018

La Vid Mística


San Juan (15,1-8): Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. 

Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto. Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado. 

Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. 

Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada. Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen, los echan al fuego y arden. 

Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis.  La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis mis discípulos.

San buenaventura en su magnífica obra, asocia la Vid Verdadera del evangelio de San Juan a la Vid Mística, que es Jesucristo en sus Sagrados misterios de su Pasión y de manera admirable los contempla y asemeja a las virtudes y méritos de su Encarnación. 

Jesús es la Vid Verdadera, es el Árbol que da Luz y Vida a todo lo creado, Visible e invisible , El Padre es el Viñador y nosotros sus Hijos somos sus Sarmientos, Siervos suyos que debemos Cultivar y fructificar su Viña que su diestra planto en medio de un Jardín (Gen 2,8).El Hijo de Dios es la Cepa que dio fruto en la Plenitud de los tiempos en el vientre de la Bienaventurada Virgen María; es El fruto Santo y Bendito que por la obra y gracia del espíritu Santo es el alimento del Verdadero Árbol de vida que da fruto doce veces una vez cada mes y sus Hojas sirven de medicina y sus frutos de Alimento (Cf Ap. 22, 2; Ez 47, 12). 

El Dueño de la Viña es el Padre, de modo que el hombre está llamado a labrar y cuidar la viña; sin Dios nada somos, nuestra fatiga es inútil; porque el que Padre es el que hace crecer el Huerto y sin El nada podemos hacer. Si bien el que planta y el que riega son una misma cosa, cada uno recibirá su Salario según su propio trabajo (1 Co 3,7). 

Nosotros como Fieles Siervos de Dios debemos ofrendar el fruto de las primicias porque ha llegado el tiempo de la vendimia (Cosecha). Todo sarmiento que no de fruto será echado al fuego y aquel Sarmiento que da fruto a su tiempo será podado para que fructifique.


Al meditar el bello Himno del invitatorio de laudes de la liturgia de las horas reflexionemos hermanos como nosotros no damos los frutos que espera recoger El Dueño de la Viña como Padre de todos los hombres; los frutos que nosotros le damos son:<< solo Racimos amargos y zumos de amarga tinta, frutos amargos, amargas uvas y espinas>>. Y al contrario le ofrecemos el Cáliz amargo que le dieron a beber a su amado Hijo en el Patíbulo de la Cruz.

En la Parábola de los labradores homicidas (Mt 21, 33,43); nuestro señor Jesucristo toma hechos del trabajo cotidiano del pueblo de Israel como era el cultivo de la uva y su producto final el Vino. Sin embargo, acontece que al llegar el Tiempo de la cosecha el Dueño de la viña envía a sus siervos y profetas para recoger sus frutos y fueron uno por uno asesinados, por ultimo envía su propio Hijo e hicieron con Él lo que quisieron para apropiarse de la Viña.

¿Qué hará pues el Dueño de la Viña con los labradores miserables y homicidas que no le correspondieron entregaron el fruto esperado?, el mismo Jesús nos enseña:<<Por eso os digo: Se os quitará el Reino de Dios para dárselo a un pueblo que rinda sus frutos.».

Hermanos, nuestro señor Jesucristo nos llama a que seamos Fieles administradores y Discípulos suyos y nos llama a guardar sus Mandamientos y permanecer en su Amor :<< No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca; de modo que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda, Lo que os mando es que os améis los unos a los otros. >> (Jn 15,17).

El Padre que nos creó nos predestino, su Hijo Jesucristo nos llamó a dar los frutos y las Primicias del Espíritu que nos Santifican para que así recibamos el Gozo, la Gloria y la Vida Eterna. El llamado que nos hace Jesús como Hijos y Siervos de Dios es vivir en la libertad del Espíritu y no en las obras de la Carne.

Si nuestra vida es guiada por el espíritu recibiremos los frutos del Espíritu, pero si nuestra Vida es gobernada por nuestras pasiones desordenadas obtendremos los frutos de la carne. San Pablo en la Carta a lo Galatas  nos aclara que la carne tiene apetencias e inclinaciones contrarias al Espíritu (Gálatas 5.19, 26):
<<Ahora bien, las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, odios, discordia, celos, iras, rencillas, divisiones, disensiones, envidias, embriagueces, orgías y cosas semejantes, sobre las cuales os prevengo, como ya os previne, que quienes hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios.

En cambio el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí; contra tales cosas no hay ley. Pues los que son de Cristo Jesús, han crucificado la carne con sus pasiones y sus apetencias. Si vivimos según el Espíritu, obremos también según el Espíritu. No busquemos la gloria vana provocándonos los unos a los otros y envidiándonos mutuamente. >>

No hay Ley que nos condene si ofrecemos y vivimos las primicias del Espíritu, para dar el Fruto abundante a su tiempo; pero antes debemos pues crucificar la carne con todas sus apetencias y pasiones.

La Vid Verdadera como Dijimos es el Cuerpo de Cristo nosotros somos sus sarmientos Vivos Bautizados por un mismo Espíritu en la Comunión con su Cuerpo que es el Sacramento de Vida; El Padre derrama el Espíritu sobre quienes están Habitados por sus Palabras para conducirnos a la Verdad Plena. Si la semilla del Verbo que el Padre planto en nuestro Corazón ha dado su Fruto. Es porque como Sarmientos vivos permanecemos unidos a Jesucristo con El Padre, por El Hijo con y en El Espíritu Santo que ha sido Derramado en nuestros Corazones.


+ EDIFICASTE UNA TORRE

Edificaste una torre para tu huerta florida;Un lagar para tu vino y, para el vino, una viña.Y la viña no dio uvas, ni el lagar buena bebida: Sólo racimos amargos y zumos de amarga tinta.

Edificaste una torre, Señor, para tu guarida;Un huerto de dulces frutos, una noria de aguas limpias,un blanco silencio de horas y un verde beso de brisas.

Y esta casa que es tu torre, este mi cuerpo de arcilla,Esta sangre que es tu sangre y está herida que es tu herida.Te dieron frutos amargos, amargas uvas y espinas.

¡Rompe, Señor, tu silencio, rompe tu silencio y grita!

Que mi lagar enrojezca cuando tu planta lo pise,Y que tu mesa se endulce con el vino de tu viña. Amén.


+++Bendiciones.