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domingo, 13 de octubre de 2019

La Noche Oscura de la Iglesia


El mismo Periplo que vivió el Pueblo de Israel al atravesar el desierto en búsqueda de la tierra prometida; lo vivirá la Iglesia, de la misma forma como lo vivió Jesús hecho hombre al pasar por este mundo. Un éxodo,una pascua,un destierro, una traición por la infidelidad de su Pueblo y la ignominia sufrida por adorar a falsos Dioses. 

Hoy la Iglesia y el mundo yace en tinieblas bajo el poder del maligno<< Todos los días estaba yo en el templo con vosotros y no me pusisteis las manos encima. Pero ya es vuestra hora y el poder de las tinieblas.>> (Cf Lc 22,53). Sufre la noche oscura de su Jueves Santo. También la Iglesia se angustia como el Señor en el huerto de los olivos sudando gotas de sangre (Lc 22 39, 46). Y mientras tanto, los sucesores de los Apóstoles, en su inmensa mayoría (Prelados, Sacerdotes y fieles); duermen, Callan y se esconden como cobardes infames muchos son una vergüenza. 

El Jueves Santo por la noche, después de cenar con sus discípulos, después de instaurar la santa misa, después de instituir el sacramento del orden sacerdotal, Jesús se va a rezar al Huerto de los Olivos. Sus discípulos lo acompañan, pero se quedan dormidos. Judas Iscariote, uno de los Doce, había salido del cenáculo para consumar la traición y vender al Maestro por unas monedas de plata. Judas traiciona al Señor. El señor Anuncia la negación de Pedro y lo niega tres veces que conozca a Cristo. Jesús lo mira con misericordia y le dice: (Cf Lc 22,31,32). Simón, Simón Sábete que satanás ha solicitado el poder para cribaros como trigo yo he rogado por ti para que tu fe no desfallezca y tu cuando hayas vuelto confirma a tus hermanos. 

Los demás discípulos huyen y se esconden por miedo. Y Hoy se repite esa noche oscura. El catecismo de la Iglesia Católica (CIC); lo confirma,  La Iglesia debe sufrir la misma Pascua que su Señor.  (CIC #677): La Iglesia sólo entrará en la gloria del Reino a través de esta última Pascua en la que seguirá a su Señor en su muerte y su Resurrección (cf. Ap. 19, 1-9). El Reino no se realizará, por tanto, mediante un triunfo histórico de la Iglesia (cf. Ap. 13, 8) en forma de un proceso creciente, sino por una victoria de Dios sobre el último desencadenamiento del mal (cf. Ap. 20, 7-10) que hará descender desde el cielo a su Esposa (cf. Ap. 21, 2-4). El triunfo de Dios sobre la rebelión del mal tomará la forma de Juicio final (cf. Ap. 20, 12) después de la última sacudida cósmica de este mundo que pasa (cf. 2 P 3, 12-13). 

Otros son Judas y traicionan a la Iglesia y la venden al nuevo orden mundial, a los ricos y poderosos de este mundo, a los masones y a los comunistas; y lo hacen por un puñado de monedas. Son asquerosos traidores, indignos y malditos. Y su fin está cerca. ¡Hijos de Satanás!.  Estamos rodeados de cobardes y traidores. Unos se esconden y callan por miedo, porque son asquerosamente cobardes; los otros inventan una nueva iglesia que es la iglesia de Judas Iscariote: la iglesia que traiciona a Cristo, a su santa doctrina; la iglesia que desprecia los mandamientos; la iglesia que odia a Cristo. Es una iglesia de Satanás: no de Cristo. Es la iglesia de la Serpiente, de la Cola Serpentina. 

Ya pablo nos lo anuncio y advirtió en la carta a Timoteo: “Porque llegará el tiempo en que los hombres no soportarán más la sana doctrina; por el contrario, llevados por sus inclinaciones, se procurarán una multitud de maestros que les halaguen los oídos y se apartarán de la verdad para escuchar cosas fantasiosas.” (2Timoteo 4). 

La impostura religiosa está ante nuestros ojos. Estamos asistiendo al triunfo aparente de los impíos. Se está ofreciendo una solución ilusoria a los problemas del mundo al precio de la apostasía de la Verdad. Para dar esa solución aparente hay que dinamitar la moral de la Iglesia de Cristo, hay que decir que no hay pecados, que no hay infierno, que no hay condenación, que se puede comulgar en pecado mortal, que todas las religiones son iguales, que todos pueden comulgar y recibir el Sacratísimo Cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo, abriendo las puertas a todo sacrilegio y toda blasfemia. 

Antes del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final que sacudirá la fe de numerosos creyentes (cf. Lc 18, 8; Mt 24, 12). La persecución que acompaña a su peregrinación sobre la tierra (cf. Lc 21, 12; Jn 15, 19-20) desvelará el “misterio de iniquidad” bajo la forma de una impostura religiosa que proporcionará a los hombres una solución aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasía de la verdad. (CIC #675)

Las Sagradas Escrituras, El magisterio bimilenario de la iglesia, la Sana Doctrina y El catecismo de la iglesia católica son la brújula que nos lleva a puerto seguro en medio de este oscuro Temporal; porque Jesús guía la Barca de Pedro que “parece Sucumbir”. Jesús está con nosotros y creemos en sus promesas. La Iglesia Católica, la Santa Iglesia de Cristo, tiene que ser despreciada, acorralada, encarcelada, torturada, humillada; tiene que recorrer el camino del calvario y cargar con la cruz. Y finalmente, debe ser crucificada, muerta y sepultada. 

«No penséis que he venido a traer paz a la tierra. No he venido a traer paz, sino espada. Sí, he venido a enfrentar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; y enemigos de cada cual serán los que conviven con él. «El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí. El que no toma su cruz y me sigue detrás no es digno de mí. El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará. (Mt 10:34-39).


La hora del Combate decisivo se acerca:

(Jesús en el Huerto de Getsemaní).

La Iglesia de Cristo debe morir como su Señor para resucitar con Él. Porque el poder del Infierno no prevalecerá. El Sagrado Corazón de Jesús triunfará y María, nuestra Madre, pisará la cabeza de la Serpiente y acabará triunfando sobre el poder de Satanás. Todo contribuye al bien de los que aman a Dios. Nosotros esperamos contra toda esperanza. Porque nuestra única esperanza es Cristo. Y Cristo es el Rey del Universo. 

Y les dijo: «Cuando os envié sin bolsa, sin alforja y sin sandalias, ¿os faltó algo?» Ellos dijeron: «Nada.» Les dijo: «Pues ahora, el que tenga bolsa que la tome y lo mismo alforja, y el que no tenga que venda su manto y compre una espada; porque os digo que es necesario que se cumpla en mí esto que está escrito: "Ha sido contado entre los malhechores." Porque lo mío toca a su fin.» Ellos dijeron: «Señor, aquí hay dos espadas.» Él les dijo: «Basta.» (Lc 22:35-38). 

Pidámosle al Señor que reúna a todos los combatientes de su Ejército contra los enemigos de Dios y de su Iglesia. Lucharemos y no nos rendiremos. Hemos vendido el manto y hemos comprado la espada que es su Santa Palabra. Somos soldados de Cristo. Combatimos bajo su bandera, que es la Santa Cruz. No tememos nada. El martirio sería nuestra gloria por la gracia de Dios. 

¿Por qué nos ha tocado a nosotros vivir este momento de la Historia, estos tiempos de apostasía clamorosa? Cristo es el Señor de la Historia y Él nos ha dado la vida a nosotros para que seamos sus testigos en estos tiempos. Demos gracias a Dios por habernos escogido. Demos gracias a Dios siempre. Que nuestra vida sea para gloria de nuestro Creador, de nuestro Hacedor y Señor. 

Ojalá el Señor acepte mi vida en reparación por tantos pecados y por la conversión de los herejes y apóstatas que quieren cambiar la Santa Iglesia de Cristo por la falsa iglesia de Judas Iscariote. 

¡Oh Sagrado Corazón de Jesús, infinitamente compasivo con los desgraciados, ten piedad de nosotros, pobres pecadores, y concédenos la gracia de la santidad que te pedimos por medio del Inmaculado Corazón de María, nuestra Madre!, Así sea. 


+++ Bendiciones