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martes, 16 de marzo de 2021

Escuela de fe, Catequesis I: Hijos y discípulos:

(San Benito)

La palabra nos indica que la escuela es el lugar donde venimos a que alguien nos instruya y   nos enseñe, durante esta catequesis, pues es él mismo San Benito quien nos va enseñar. Este gran Santo, fue un hombre del siglo quinto ,que nació en el año 480 murió en el año 547; por su vida y su obra se le reconoce como el padre de todos los monjes de occidente y el padre del monacato occidental, nació en una familia cristiana acomodada de Nurcia y a los 16 o17 años fue enviado a Roma junto con su nodriza que le amaba entrañablemente a estudiar a estudiar lo que se estudiaba entonces: retórica, filosofía y derecho

El ambiente moralmente malsano de Roma hizo que San Benito al cabo de un tiempo se marchara de Roma y huyera con su nodriza a un pequeño pueblo en  donde se estableció al lado de la iglesia de San Pedro y allí llevaba una vida de intensa oración y ocurrió que por su plegaria se produjo un milagro, lo cual le acarreó fama de santo en ese lugar y sus alrededores entonces él comprendió que no podía quedarse allí y se escapó abandonando a su nodriza para huir a un lugar desconocido donde nadie le conociera y supieran nada de él.

Escogió  San Benito un lugar de Italia desconocido que resultó ser los montes de Subiaco, en la montaña allí se instaló en una cueva como los antiguos padres del desierto que sin duda él conocía. Allí permaneció nada menos que 25 años a lo largo de los cuales se le fueron juntando porque claro al principio nadie le conocía, nadie sabía de él pero poco a poco se fueron enterando y se le fueron juntando una serie de hombres todos buscadores de Dios con los cuales organizo doce monasterios de 12 monjes cada uno de los cuales él era el Padre Espiritual ; pero la envidia de un sacerdote hizo que él pensará que se debía de marchar de allí para que no perjudicarán a estos monjes de los cuales él era el padre espiritual; se marchó así nombrando antes un Abad para cada monasterio y se fue a monte Casino allí fundó un monasterio. Allí vivió hasta el final de su vida y escribió un libro que él nos ha dejado que es la regla de los monjes, la regla benedictina,una regla llena de unción y de sabiduría espiritual de ella nos vamos  alimentar en esta escuela de la fe y hoy lo hacemos comentando un pequeño párrafo del prólogo de la regla que dice así:

<<Escucha hijo estos preceptos de un maestro, acusa el oído de tu corazón acoge con gusto esta exhortación de un padre entrañable y ponla en práctica para que por su obediencia laboriosa retornes  a Diós del que te habías alejado por la indolencia y desobediencia>>; en este párrafo del prólogo de su regla San Benito nos entrega tres   elementos fundamentales para poder vivir la vida cristiana: Escuchar con el corazón reconocer y acogerse a un magisterio a una paternidad y comprometer nuestra libertad en una obediencia.

1-En primer lugar, escuchar con el corazón:

San Benito entiende que hay que conocer al propio corazón entrar en él y descubrir cuáles son sus anhelos los deseos profundos que lo habitan , también las trampas que hay en él los recónditos traicioneros que en él se esconden la vida cristiana supone hombres y mujeres que bajan a su corazón que lo conocen en una cierta medida que saben lo que el corazón busca o por lo menos lo intuyen aunque sea oscuramente y que desde ahí desde el corazón pueden valorar la propuesta que se les hace, todo esto significa que a los ojos de San Benito; El primer enemigo de la vida cristiana es la superficialidad, la superficialidad significa que el hombre vive en la periferia de su ser y no baja a su propio corazón no baja al centro de su corazón que lo constituye, sino que se queda en la superficie de sí mismo; entonces la acogida del evangelio no es posible porque el evangelio es la respuesta a los anhelos profundos del corazón y si uno no conoce los anhelos profundos de su corazón no puede percibir la belleza del evangelio.

Cuando una persona se queda en el nivel de su sensibilidad se queda en la superficialidad de lo sensible del me gusta o no le gusta, me apetece o no me apetece y no sabe pasar de ahí y bajar a lo profundo de su ser. Entonces a esta persona el evangelio no la respalda porque en el evangelio  anuncia a Cristo como pan de vida como luz del mundo ,como respuesta a los anhelos profundos del corazón, pero para eso hay que entrar en contacto con esos anhelos por eso san Benito nos dice en primer lugar, si quieres ser cristiano no seas superficial, no te quedes en la periferia de las cosas , baja a lo profundo de ti mismo …

2- Reconocer un magisterio una paternidad:

En segundo lugar, San Benito habla de la necesidad de una  paternidad ; es decir él entiende que  existe una dificultad para poder vivir la vida cristiana, es la mentalidad igualitarista que no quiere reconocer relaciones y simétricas es decir relaciones en las que no se está al mismo nivel en las que no “todos son iguales” ; porque hay uno que enseña y otro que aprende, uno que guía y otro que es orientado, uno que ha tenido determinadas experiencias y otro que no las ha tenido, en una palabra uno que posee autoridad y otros que se benefician de esa autoridad; pero hay muchas personas hoy en día que no quieren aceptar eso y dicen: no, no, no, somos todos iguales, todo es  igual, pero si no aceptas un nivel de enseñanza entonces  no hay padres, no hay maestros.

San Benito entiende que es necesario recordar aquí la palabra del Señor: Vosotros en cambio no os hagáis hacer llamar rabí; porque uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos y nadie es Padre vuestro en la tierra, porque uno solo es vuestro padre el del cielo. San Benito no desconoce esta palabra ni muchísimo menos, pero cree que el único Padre que tenemos que es el Padre del cielo el único Padre con mayúscula suscita hombres que encarnan de algún modo su paternidad que la hace invisible y sensible para nosotros y que reconocer esa paternidad acogerse a ella es una condición para crecer y creer en el afecto de tener un Padre.

Ahora bien, quien no quiere tener padre porque inventa todo, porque en el fondo dice la realidad empieza  conmigo,  este hombre no crece, es está condenado a la esterilidad. También creé San Benito que el único maestro que tenemos que es Cristo Él suscita hombres que nos instruyen y actúan en su nombre esos hombres son los obispos y los presbíteros o laicos; reconocer su autoridad es para nosotros una garantía de crecimiento.

Una de las desgracias de nuestra situación eclesial actual es que muchos cristianos no ven en los obispos y los sacerdotes un padre y un maestro sino tan sólo alguien que ha recibido un encargo una misión, una misión que tiene que realizar un servicio en favor de la comunidad, ven en él un servidor y es correcto; pero no entienden que su principal servicio consiste en ser padre y maestro. Los propios obispos y sacerdotes pueden caer en esa misma trampa y verse a sí mismos como servidores como gestores de la vida de la comunidad cristiana, pero sin ser padres ni maestros de aquellos que les han sido confiado, esta tentación existe y  sabéis por qué?, porque ser padre y maestro es mucho más exigente que ser un líder un gestor un animador un acompañante.

Cuando uno es padre acoge a todos los que llegan a él como hijos lo que significa que establece con ellos una relación que le vincula a él para siempre una relación que una vez establecida ya no es opcional para él porque se convierte en signo de la paternidad de Dios y Dios nunca deja de ser padre es mucho más cómodo ser un servidor un criado un encargado un líder un acompañante un animador que no un padre. Pero Dios es Padre y los obispos y los sacerdotes deben ser signos de esa paternidad de Dios

Digamos lo mismo de ser maestro, ser maestro es mucho más que ser profesor un profesor transmite unos conocimientos que él posee sin que esa transmisión le implique a él personalmente comprometa su vida en cambio un maestro solo enseña y transmite aquello que él ha experimentado aquello que él ha hecho vida y experiencia suya aquello por lo que está dispuesto a sufrir y si hiciera falta incluso a morir ese es el maestro el profesor da lo que tiene el maestro da lo que es por eso es más difícil pero es también mucho más bello ser maestro que ser profesor.

3-comprometer nuestra libertad en una obediencia:

Finalmente, en tercer lugar, se entiende que para vivir la vida cristiana necesitamos comprometer nuestra libertad en una obediencia San Benito entiende que el alejamiento de Dios en el que estamos es fruto de una decisión de nuestra libertad por la que hemos preferido hacer nuestra voluntad seguir nuestros deseos satisfacer nuestros caprichos en vez de obedecer a dios.

Estamos así hoy, por lo tanto, ante una desobediencia que sólo puede ser remediada con una obediencia a la que Dios nos indica y nos pide. Es decir, San Benito entiende que estamos lejos de Dios no porque nos hemos perdido, sino, porque nos hemos rebelado, porque hemos preferido hacer lo que nos pedía al cuerpo, lo que yo creo, lo que yo entiendo, lo que yo comprendo, lo que yo diseño, lo que yo proyecto, en vez de acoger lo que Dios ha diseñado ha proyectado y ha querido realizar en nuestras vidas.

San Benito hace un diagnóstico iba a decir cruel y cruel no un diagnóstico con toda crudeza dice que hay una desobediencia y para remediarlo hace falta una obediencia, pero san Benito en este trocito del prólogo que hemos leído nos enseña dos adjetivos:

<< Una a la desobediencia y otro a la obediencia a la desobediencia a la llama indolencia, este adjetivo nos sugiere que hay en nosotros una pereza fundamental una acedia como decía anteriormente igual que los padres del desierto por las cosas de Dios >>.  Nos parecen tristes lejanas estas palabras carentes de interés y esa acedia, esa desgana,esa pereza, nos paraliza cualquier esfuerzo para acercarnos a ellas para vivirlas y realizarlas.

Es interesante la obediencia que San Benito dice: ¿porque hemos desobedecido?  y sugiere hemos desobedecido, porque estamos prisioneros de una pereza, de una desgana ,de una apatía con base a la cual cuando vemos las cosas de Dios pues parece que se nos cae el mundo encima, vemos  las cosas desagradables lejanas y  difíciles, en cambio cuando vemos las cosas superficiales como centro de nuestras vidas es  cuando  nos volvemos a las bienes temporales del “mundo”  como por ejemplo :el nuevo modelito del smartphone que ya ha salido al mercado o lo que sea, pues nos entusiasmamos  con esto y así abandonamos lo profundo y vivimos en lo superficial.

Por eso la obediencia que ahora se requiere para remediar esa desobediencia es calificada por San Benito de laboriosa, quiere decir de difícil logro y  trabajosa, no podemos hacernos la ilusión de que nuestro camino hacia a Dios va a ser fácil de que no va a suponer para nosotros un esfuerzo claro, que va a suponer un esfuerzo; un esfuerzo en primer lugar de reflexión de clarificación de búsqueda de la verdad y del  desenmascaramiento de las mentiras  esto es un esfuerzo de nuestra voluntad, porque hay que reflexionar, hay que pensar ,hay que estudiar hay que escuchar;  después de un esfuerzo de la voluntad y la razón. Porque hay que remover los obstáculos que nos separan de Dios y eso no va a ser una tarea fácil entiende San Benito; pero a esa tarea es a la que estamos convocados. Terminemos con una breve oración:

Padre de bondad, danos el coraje necesario para bajar a las profundidades de nuestro corazón iluminanos para que sepamos reconocer los padres y los maestros que tú pones en nuestra vida y abramos nuestro corazón a ellos para que nos guíen en el camino hacia ti, infundenos  tu espíritu santo para que el modele  nuestra libertad en la obediencia a tus mandamientos, por Jesucristo nuestro Señor en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

 

+++ Bendiciones.

 

Fuente Bibliográfica: Reflexiones del Pbro.: Fernando Colomer Fernández.