“Mirad: el que siembra con mezquindad, cosechará también con mezquindad; el que siembra en abundancia, cosechará también en abundancia. Cada cual dé según el dictamen de su corazón, no de mala gana ni forzado, pues: Dios ama al que da con alegría.” (II Cor 9, 6,7).
El presente tratado sobre el diezmo tiene como propósito esclarecer, en el contexto del antiguo y el nuevo testamento cómo se instituyó y prescribió a través de los años en las sagradas escrituras y en la historia de la salvación.
Es importante estudiar el pago del diezmo en la ley Mosaica desde la venida de Jesús hasta nuestros tiempos, para aclarar las dudas e interpretaciones ambiguas y erróneas de este mandato. Si debemos cumplirlo estrictamente y aplicarlo al pie de la letra de acuerdo al Antiguo Testamento; o, por el contrario, si debemos aplicarlo y darle seguimiento en el nuevo testamento de acuerdo a la tradición y la forma como lo observaban y cumplían los Apóstoles y las primeras comunidades cristianas este mandato.
En primer lugar, para entender la naturaleza del diezmo en el nuevo testamento es de vital importancia saber la forma y la tasación de los aranceles, la medida en términos de valor a: personas, animales, casas y primogenituras en la antigua ley Mosaica y más remotamente en los patriarcas antediluvianos (antes del diluvio universal, Adán, el justo Abel y Noé); y después por los patriarcas postdiluvianos hasta llegar a Abram ,Moisés y específicamente a la tribu de Levi. En resumen, antes y después de Cristo hasta nuestros días.
Es un gran error de interpretación por “algunos” de nuestros hermanos separados buscar doctrina en el antiguo testamento que fue figura de lo que había de venir. Muchas de las revelaciones contenidas en la antigua alianza eran la figura, el prototipo o anticipo de la plenitud de la verdad revelada por nuestro señor Jesucristo, por obra y gracia del Espíritu Santo a los apóstoles y que, por la tradición y el testimonio que dieron está contenido en los libros sagrados del nuevo testamento hasta nuestro tiempo presente. Debemos así seguir entonces fieles a esta tradición y al magisterio y la doctrina de la iglesia católica, madre y maestra de nuestra fe, columna y fundamento de la verdad revelada.
El primer sacrificio y oblación más remoto a Yahvé, fue hecho por el Justo Abel (una oveja) y el de su hermano Caín (frutos de la tierra) (Cf Gen,4,2). Esta oblación y sacrificio se rendía culto Yahvé con las ofrendas de las primeras cosechas o primicias y/o los primogénitos de sus rebaños.
Después del diluvio Noé ofrenda a Yhavé y construye un altar, (Gen8, 20,22). Y tomo todos los animales y aves puros y los ofreció a Yhavé en holocausto y Yhavé hace un nuevo pacto con Noé y con toda la humanidad y todos los seres vivientes. El holocausto consistía en que la víctima era pasada por el fuego y se consumía en su totalidad.
En algunos relatos los sacrificios especificados por la Torá, la ofrenda se quemaba completamente. Estas ofrendas se conocen en hebreo como oláh, término que significa "ascendente". En la Septuaginta que es La Biblia griega, comúnmente llamada Biblia Septuaginta o Biblia de los Setenta (ἡ μετάφρασις τῶν ἑβδομήκοντα), y generalmente abreviada simplemente LXX, es una antigua recopilación en griego koiné de los libros hebreos y arameos del Tanaj o Biblia hebrea y otros libros, incluidos algunos escritos originalmente en griego. dicho término fue traducido como holókauston. Actualmente algunas traducciones de la Biblia recogen aquella palabra como «holocausto»; otras la traducen como «ofrenda ígnea».
El sacrificio de animales, cuyo cuerpo era completamente consumido por el fuego como ofrenda a Yahvé, más adelante como veremos en libro del levítico una parte de la víctima se quemaba y otra parte se consumia como alimento.
+Promesas Divinas y Alianzas referentes a las ofrendas, Sacrificios y Diezmos:
El primer diezmo que podemos encontrar en la era posdiluviana aparece en libro del Génesis Veamos:
"A su regreso después de batir a Kedorlaomer y a los reyes que con él estaban, le salió al encuentro el rey de Sodoma en el valle de Savé (o sea, el valle del Rey). Entonces Melquisedec, rey de Salem, presentó pan y vino, pues era sacerdote del Dios Altísimo, y le bendijo diciendo:
«¡Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de cielos y tierra, y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó a tus enemigos en tus manos!» Y diole Abram el diezmo de todo. Dijo luego el rey de Sodoma a Abram: «Dame las personas, y quédate con la hacienda.». Pero Abram dijo al rey de Sodoma: «Alzo mi mano ante el Dios Altísimo, creador de cielos y tierra: ni un hilo, ni la correa de un zapato, ni nada de lo tuyo tomaré, y así no dirás: "Yo he enriquecido a Abram." (Gen 14, 17-20 ss.).
La tradición judía ha identificado a Salem con Jerusalén que particularmente tenía como Rey – Sacerdote a Melquisedeq, a quien Abram le da la décima parte de lo confiscado en la guerra contra Kedorlaomer.
Es importante resaltar el valor sagrado del diezmo y las ofrendas y la gravedad de enriquecerse y usufructuarse con codicia y avaricia desmedida como algunos falsos pastores de hoy lo hacen.
Este sacrificio santo y puro del rey y sacerdote - Melquisedeq es de pan y vino, figura de la nueva alianza y eterna, instituida por el mismo eterno y sumo sacerdote nuestro señor Jesucristo en la última cena, Nótese que este Sacrificio es de también de libación es decir, el vino y el pan como fruto de la tierra y del trabajo del hombre que se ofrecen en Oblación y Acción de gracias en las especies del Pan y del Vino sin derramamiento de Sangre que es el sacrificio incruento que se celebra en la Sagrada Eucaristía y se convierten en el cuerpo y la sangre de nuestro Señor Jesucristo, por la obra y la gracia del espíritu Santo en manos de un sacerdote consagrado a Dios.
En muchos de los pasajes bíblicos no es iniciativa del hombre ofrecer un sacrificio, ofrenda o diezmo, sino que es Dios mismo quien determina cuál es el sacrificio agradable ante su presencia como signo de pacto alianza entre Dios y los hombres:
(Gen 15, 1,21) «Tráeme una novilla de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón. “Después de estos sucesos fue dirigida la palabra de Yahveh a Abram en visión, en estos términos: «No temas, Abram. Yo soy para ti un escudo. Tu premio será muy grande.». Dijo Abram: «Mi Señor, Yahvé, ¿qué me vas a dar, si me voy sin hijos...?». Dijo Abram: «He aquí que no me has dado descendencia, y un criado de mi casa me va a» Mas he aquí que la palabra de Yahveh le dijo: «No te heredará ése, sino que te heredará uno que saldrá de tus entrañas». Y sacándole afuera, le dijo: «Mira al cielo, y cuenta las estrellas, si puedes contarlas.» Y le dijo: «Así será tu descendencia.»
Y creyó él en Yahvé, quien se lo reputó por justicia. Y le dijo: «Yo soy Yahvé que te saqué de Ur de los caldeos, para darte esta tierra en propiedad.». Él dijo: «Mi Señor, Yahvé, ¿en qué conoceré que ha de ser mía?»
Díjole: «Tráeme una novilla de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón.
Tomó él todas estas cosas, y partiéndolas por medio, puso cada mitad enfrente de la otra. Los pájaros no los partió. Las aves rapaces bajaron sobre los cadáveres, pero Abram las espantó.
Y sucedió que, estando ya el sol para ponerse, cayó sobre Abram un sopor, y de pronto le invadió un gran sobresalto. Yahveh dijo a Abran: «Has de saber que tus descendientes serán forasteros en tierra extraña. Los esclavizarán y oprimirán durante cuatrocientos años. Pero yo a mi vez juzgaré a la nación a quien sirvan; y luego saldrán con gran hacienda.
Tú en tanto vendrás en paz con tus padres, serás sepultado en buena ancianidad. Y a la cuarta generación volverán ellos acá; porque hasta entonces no se habrá colmado la maldad de los amorreos.» Y, puesto ya el sol, surgió en medio de densas tinieblas un horno humeante y una antorcha de fuego que pasó por entre aquellos animales partidos. Aquel día firmó Yahvé una alianza con Abram, diciendo:
«A tu descendencia he dado esta tierra, desde el rio de Egipto hasta el Río Grande, el río Éufrates.
Transcurridos todos los anteriores acontecimientos. Luego de la promesa cumplida de darle un Hijo Isaac a Sara, ya no le pide a Abraham una ofrenda o un diezmo fruto de las cosechas o sus rebaños Dios pone a prueba a Abrahán y le pide su primogénito en holocausto:
(Cf Gen 22, 2) “«Toma a tu hijo, a tu único, al que amas, a Isaac, vete al país de Moría y ofrécele allí en holocausto en uno de los montes, el que yo te diga.»".
Misteriosamente a Dios le son dadas las primicias de la cosecha de los frutos de la tierra y de los animales primogénitos de sus rebaños. Recordemos que en esta ocasión es el mismo Yahvé quien le dictamina a Abrahán cuál va ser la ofrenda y sacrificio: «Tráeme una novilla de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón. Y, puesto ya el sol, surgió en medio de densas tinieblas un horno humeante y una antorcha de fuego que pasó por entre aquellos animales partidos (Gen 15 1,21).
Más adelante Yahvé le pide a Abrahán que como signo de alianza la circuncisión de los primogénitos: (Gen 17,9,11). "Dijo Dios a Abrahán: «Guarda, pues, mi alianza, tú y tu posteridad, de generación en generación. Esta es mi alianza que habéis de guardar entre yo y vosotros - también tu posteridad -: Todos vuestros varones serán circuncidados. Os circuncidaréis la carne del prepucio, y eso será la señal de la alianza entre yo y vosotros."
¿A qué nos recuerda esta ofrenda?, pues nada más y nada menos que a la presentación del niño Jesús en el Templo para cumplir al pie de la Letra la ley de Moisés que prescribía la circuncisión de los primogénitos como signo de alianza y consagración a Dios: (Lc 2,22), "como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones, conforme a lo que se dice en la Ley del Señor."
Por último, Yahvé prueba la fe de Abrahán y le pide su hijo en Sacrificio, pero ya no en los frutos de la tierra y de sus rebaños si no su propio hijo Isaac:
(Gen 22 ,1,2-13,14) "Después de estas cosas sucedió que Dios prueba a Abrahán y le dijo: «¡Abrahán, Abrahán!» El respondió: «Heme aquí.». Díjole: «Toma a tu hijo, a tu único, al que amas, a Isaac, vete al país de Moría y ofrécele allí en holocausto en uno de los montes, el que yo te diga.»". "Levantó Abrahán los ojos, miró y vio un carnero trabado en un zarzal por los cuernos. Fue Abrahán, tomó el carnero, y lo sacrificó en holocausto en lugar de su hijo. .Abrahán llamó a aquel lugar «Yahvé provee», de donde se dice hoy en día: «En el monte "Yahvé provee"»"
He aquí la máxima ofrenda de amor y prefigura de lo que había de cumplirse siglos después; el Padre entrega su unigénito Hijo Jesús como máxima prueba de amor por los hombres por nuestra salvación. Jesucristo es la ofrenda viva, Victima, Altar y sacerdote, Él es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo, Él es pan vivo bajado del cielo, su cuerpo y su sangre ofrecido en holocausto. Dice el Señor el que come mi cuerpo y bebe mi Sangre tendrá vida eterna. (Jn 6 ,51) " Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo.»"
En los anteriores pasajes Bíblicos podemos reconocer que como signos visibles: Las ofrendas y diezmos están íntimamente relacionadas a los sacrificios como culto de adoración y de acción de gracias a Dios; de forma misteriosa Dios realiza la revelación de forma gradual, concebidas en cinco elementos fundamentales recapitulemos:
1-La primera Ofrenda del justo Abel y Caín son producto de los frutos sus cosechas o de la cría de sus rebaños. Aquí no hay tasa ni medida que dictamine la ofrenda.
2-Tampoco en la Ofrenda de Noé luego del Diluvio universal hay un número o cantidad o especie definida puesto que dice el relato que Noé, Tomo todos los animales y aves puros y los ofreció a Yahvé en holocausto.
3- Veamos que, en el pasaje de la oblación de Melquisedec, rey de Salem, presentó pan y vino, pues era sacerdote del Dios Altísimo y Como la ofrenda y oblación de pan y de vino es dada a Yahvé, y por primera vez e iniciativa de Abram, este le da a Melquisedec la Décima parte del botín de la guerra.
4-Todas las ofrendas, Diezmos y sacrificios conducen siempre a reestablecer la comunión con Dios después de la transgresión del pecado original. Yahvé es un Dios de Pactos y Alianzas y toma como signos los frutos de la tierra y del Trabajo del hombre y a sus hijos primogénitos los hace circuncidar como testigos de sangre, en la antigua alianza.
En la nueva alianza eterna la sangre es derramada por nuestro señor Jesucristo y por muchos para el perdón de nuestros pecados por nuestra salvación; Alianza que se renueva y actualiza la oblación pura y sacrificio de Melquisedeq que se ofrece incesantemente hasta el final de los tiempos; desde donde sale el sol hasta el ocaso ,en el santo sacrificio de la Eucaristía.
5- El Diezmo, ofrendas y Sacrificio están íntimamente unidos y nacen del corazón de un hombre agradecido con Dios y no de un corazón lleno de codicia y de ambición y que ofrece a Dios según el dictamen de su corazón, no de mala gana ni forzado, pues: Dios ama al que da con alegría..(II Cor 9, 6,7).
Oración Final:
Bendice Señor nuestras ofrendas frutos de la tierra y del trabajo del hombre, bendice las manos que trabajan por el pan con el sudor de su frente, bendice Señor nuestros alimentos dale pan al que esta hambriento y hambre de ti al que no se alimenta de tu cuerpo y de tu sangre en la Eucaristía, porque tú has dicho Señor; Mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en Él." Amén.
+++Bendiciones.